Hace poco más de un año, en una de las comunes reflexiones que hago en mis días, me hice la siguiente pregunta... ¿Qué necesitamos aprender los seres humanos que no nos enseñan ?, esta pregunta la formulé queriendo diseñar un negocio que al mismo tiempo cubriera una necesidad…
Después de varias reflexiones y posibles respuestas llegue a la conclusión de que el ser humano necesita educarse en autoconocimiento, necesita educarse en relaciones sociales, necesita educarse en emociones… y fue entonces cuando me pregunte… ¿y que se te ocurre Carla, para poder cubrir esta necesidad?...
Después de varias ideas y largas hojas de escritos donde plasmaba mis pensamientos identifique que a lo largo de nuestra vida académica, es decir, nuestra vida escolar únicamente se nos enseñan conceptos como algebra, biología, física, química etc… pero en realidad no existe escuela que integre lo académico con lo personal, lo personal lo aprendes de lo que vives en casa o en experiencias en tu contexto.
Al poco tiempo de mi reflexión la cual deje olvidada, encontré una persona que tenía la misma inquietud que yo, y comenzamos a diseñar una escuela donde sí se atendieran estas necesidades, donde se potencializaran los talentos, donde se personalizara el aprendizaje…surgió PROYECTO T.
Como lo es bien sabido, la escuela de hoy le queda muy corta a las necesidades del mundo actual. Tenemos escuelas que estandarizan la educación, se enfocan en calificaciones sin importar si se aprende o no y esto ha generado un sin fin de consecuencias.
La preparatoria es una de las etapas más importantes en el adolescente, pues es donde te PREPARAS para una vida profesional, la preparatoria debe dotarte de herramientas y habilidades para resolver problemáticas y auto conocerte y así, poder decidir qué quieres ser y que quieres hacer.
Tras leer varios libros, ver videos, escuchar conferencias entre otras cosas, donde se habla de los cambios en la educación me quedo claro 10 cosas que definitivamente deben cambiar en la forma de educar en este milenio.
Aprender no tiene límite ni fecha de caducidad… ¿por qué limitar en la forma de aprender a aprender?